"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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07-09-2015 |
Economía mundial: se profundizan los problemas
Rolando Astarita
A pesar de la recuperación de finales de mes, agosto terminó con fuertes caídas de las principales bolsas del mundo. Los principales rojos: Wall Street (Dow) 6,57%; Londres 6,7; Frankfurt 9,3%; Tokio 8,23%; París 8,45%; Brasil 8,33%; Hong Kong 12%; y Shanghai 13%. Ayer, 1º de septiembre, las bolsas volvieron a experimentar bajas generalizadas. El detonante esta vez fueron nuevos informes sobre la industria en China; el índice de Gerentes de Compra oficial cerró agosto en 49,7, por debajo del nivel del mes anterior de 50, que marca la divisoria entre expansión y contracción. Es el segundo mes consecutivo de baja, e indicativo de que los problemas de China son más graves que un mero ajuste pasajero. En respuesta, Wall Street cayó 2,84%; Londres un 3%; Frankfurt el 2,38%; Tokio 3,84%; Shanghai 1,23%. Los futuros de petróleo en Nueva York cayeron 7,7%. Los tres días previos el precio del petróleo había subido 27%, en la creencia de que la OPEP estaría dispuesta a “conversar precios justos”. Pero las noticias de China y la admisión de que hay altos stocks, volvieron los precios a la realidad. Las presiones bajistas en los mercados de materias primas continúan ( Aclaración: subo una nota más larga de lo habitual para presentar el panorama de conjunto ).
La situación en China
China hoy está sumida en una crisis de sobreinversión, y esto tiene repercusiones globales ( aquí y notas anteriores). Tengamos presente que el gigante asiático fue clave para que la caída de la economía mundial de 2008-2009 no se agravara; su economía, medida con tipo de cambio a paridad de poder de compra, representa el 15% del producto mundial. Y en 2009 China creció el 9,2%, en 2010 el 10,3% y en 2011 el 7,8%. Aunque posiblemente el crecimiento real haya sido menor, en cualquier caso fue notable, y contribuyó a atenuar los efectos de la crisis. En 2013 China consumía aproximadamente la mitad de la producción mundial de mineral de hierro, aluminio, níquel, cobre y zinc. Por eso fue decisiva para sostener la demanda y los precios de las materias primas, y con ello las economías de países productores.
Los motores de ese desempeño de la economía de China fueron la inversión, principalmente en la construcción, y el crédito. Pero se trató de un crecimiento extremadamente desigual: la construcción llegó a representar, en los últimos años, un cuarto del PBI (que es de 10 billones de dólares). Es una proporción más alta que la que había en EEUU en vísperas de la crisis inmobiliaria de 2007.
Para entender la dinámica global, es necesario recordar las raíces del problema. Como señala Marx en El Capital , la acumulación –acicateada por la competencia- da lugar al aumento incesante de la producción. Con ello también tiende a aumentar la inversión de capital por obrero, lo que ejerce una presión bajista sobre la tasa de rentabilidad. “Con el desarrollo del proceso que se expresa en la baja de la tasa de ganancia, la masa de plusvalor así producido aumenta hasta proporciones monstruosas” (p. 313, t. 3, Siglo XXI; una discusión detallada sobre la ley de la tendencia decreciente de la ganancia, aquí ). Múltiples datos mostrarían que en China la fuerte acumulación ha provocado una caída progresiva de la rentabilidad de las empresas (ver aquí ; gráfico aquí ).
Pero entonces viene “el segundo acto del proceso”, ya que debe venderse toda la masa de mercancías. “Si ello no ocurre, o solo sucede en forma parcial o a precios inferiores a los precios de producción, el obrero habrá sido explotado ciertamente, pero su explotación no se realizará en cuanto tal para el capitalista…” (Marx, ídem). Es que las condiciones de explotación directa y de su realización (o sea, de su venta) “ no son idénticas ”. ¿Por qué? Pues porque mientras la producción está limitada solo por la fuerza productiva, la venta está limitada “por la proporcionalidad entre los diversos ramos de la producción y por la capacidad de consumo de la sociedad” (ídem). Una capacidad de consumo determinada sobre la base de relaciones antagónicas, de explotación. Por otra parte, las proporciones entre las ramas de la producción se establecen mediante constantes desproporciones, que llevan a desvalorizaciones masivas de capital.
Este es el marco teórico en el que se puede explicar la situación actual en China. Como señalamos en las notas anteriores citadas, la sobreinversión se plasmó en ciudades fantasmas y grandes inversiones improductivas. No es que haya demasiadas viviendas “en general”, sino demasiadas viviendas para un poder de compra condicionado por relaciones de explotación, y por el crecimiento extremadamente desigual de la rama. Por otra parte, la sobreinversión se extendió a las industrias, y generó sobrecapacidad, que dio lugar a caída de la rentabilidad de las empresas, guerras de precios y presiones deflacionarias crecientes.
Crecimiento de la deuda
Además, para financiar las construcciones de viviendas y proyectos de infraestructura, los gobiernos locales crearon miles de “vehículos de financiamiento” que tomaron dinero de bancos estatales, mercados de bonos e instituciones diversas. El resultado es que la deuda total de China se ha cuadruplicado desde 2007, alcanzando 28 billones de dólares a mitad de 2014, y la mitad está vinculada al sector hipotecario (McKinsey Global Institute). En tanto, los ingresos de los gobiernos locales dependen, en un 35%, de la venta de tierras, y los precios están en baja. Para aliviar la situación, recientemente el Banco Popular de China ha permitido que los bancos presenten como colaterales para préstamos del banco central los bonos emitidos por los gobiernos locales, y que los vehículos de financiamiento vuelvan a tomar deuda para los gobiernos locales. Pero son parches; sigue pendiente una masiva desvalorización de las propiedades inmobiliarias .
Paralelamente, el gobierno trató de amortiguar la caída en el sector inmobiliario alimentando una burbuja bursátil. Relajó controles, y se lanzaron campañas masivas en los medios para alentar a los inversores medios a apostar a la bolsa. El resultado fue que los precios de las acciones aumentaron en el año que va a julio de 2015 por fuera de toda relación con los fundamentos de la economía. Todavía en abril y mayo el 40% de las compras de acciones lo eran con crédito, y había gente que llegaba a vender su casa para invertir en el mercado. Los precios subieron, pero se trató de una riqueza ficticia; no había creación de valor que la respaldara. Las empresas estatales también están fuertemente endeudadas. Según el Ministerio de Finanzas, en 2013 la deuda acumulada equivalía a 10,7 billones de dólares.
Dada esta montaña de deudas, una deflación podría ser una situación desastrosa. Es que a medida que bajan los precios, aumenta el peso de las deudas contraídas. Sumemos todavía el problema del carry trade , que consiste en endeudarse con bancos extranjeros a tasas relativamente bajas y luego invertir en activos nominados en yuanes, de mayor rendimiento. El negocio está en embolsar la diferencia. Años del yuan atado al dólar, y tasas bajas en EEUU, impulsaron a muchos especuladores a involucrarse en un masivo carry trade . El BIS calcula que el endeudamiento de China por esta vía se multiplicó por cinco desde 2008, llegando en 2015 a 1,1 billones de dólares. La devaluación aumenta el peso de la deuda que tienen las empresas chinas, que ahora deben pagar más yuanes para liquidar sus repagos en dólares.
Competencia, acumulación y presiones deflacionarias
En varias notas anteriores he planteado con insistencia que no se puede comprender la dinámica de la acumulación y crisis capitalistas desde la óptica de “precios regulados por monopolios”, esto es, negando la realidad de las guerras de precios entre los capitales. Guerras de precios y sostenimiento de la producción que continúan incluso en medio de desvalorizaciones masivas de capital y cuando las condiciones del mercado ya son claramente negativas. Refiriéndose a este tipo de dinámica, Marx señalaba: “Esto es una ley para la producción capitalista, dada por las constantes revoluciones de los métodos mismos de producción, la desvalorización de capital existente, vinculada con ellas de manera constante, la lucha competitiva generalizada y la necesidad de mejorar la producción y expandir su escala solo como medio para mantenerse y so pena de sucumbir ” (ídem, p. 314; énfasis añadido). O sea, hay un punto en que los precios y las ganancias están en baja, la sobreinversión y la sobreproducción se hacen manifiestas, y sin embargo la acumulación todavía continúa, acentuando la desvalorización del capital mercancía, y llevando las tensiones al máximo, antes de la caída en el precipicio de la crisis .
Es lo que explica la generalizada presión deflacionaria a la que se asiste hoy en China. El 29 de marzo de 2015 el director general del Banco Central de China alertó que el país debía estar vigilante con la deflación. En julio los precios de los productos en China cayeron a su nivel más bajo desde 2009. La declinación lleva 41 meses seguidos. El IPC aumentó 1,6% con relación al año anterior por la suba del precio del cerdo, pero la presión es hacia la baja. El Producer Price Index (PPI; tiene un cierto parecido con el viejo índice de precios mayoristas) ha estado en territorio negativo desde febrero de 2012. El crecimiento del IPC ha estado cayendo desde el 6,5% en julio de 2011 al 1,2% en mayo.
Un caso ilustrativo: la industria automotriz
En sectores como acero, cemento, materiales de construcción, las guerras de precios son manifiestas. Por caso, los precios del acero en China, en mayo de 2015 alcanzaron el punto más bajo en los últimos 12 años. El 17 de agosto Bloomberg publicó un informe de Goldman Sachs que decía que los precios del mineral de hierro podrían caer un 30% en los próximos 18 meses ( http://www.bloomberg.com/news/articles/2015-08-17/goldman-sees-iron-ore-slumping-30-on-supplies-peaking-demand ). Pero presentemos un caso menos conocido, la competencia en la industria automotriz. Es interesante observar cómo la competencia da lugar a una “coerción externa” sobre las empresas, que lleva a la desvalorización de los capitales.
El 5 junio 2015 Bloomberg decía “China Car Discounts Fail to Accelerate Delivery Growth”. Señala la nota que los fabricantes de autos en China no pueden dar impulso a las ventas a pesar de ofrecer fuertes descuentos. “Bajo la creciente presión de los constructores locales de autos que están ganando participación en el mercado con vehículos utilitarios más baratos, los fabricantes extranjeros ha recurrido a ofrecer descuentos para tratar de achicar la brecha de precios e impulsar las ventas”. Luego de señalar que Great Wall Motor Co, el mayor fabricante chino de utilitarios, tuvo un aumento de las ventas del 26% en el último mes, y las entregas de Geely Automobile Holdings aumentaron 26%, señala que General Motors informó una caída del 4% a pesar de recortar los precios en unos 40 modelos ( http://www.bloomberg.com/news/articles/2015-06-05/china-auto-sales-climb-3-8-in-may ).
En el mismo sentido, International Business Times , 17 junio, informaba que según analistas del sector, la guerra de precios se inició en abril con VW, y que General Motors, Ford, Hyundai, lo siguieron con varios grados de recortes de precios. Agregaba que los grandes fabricantes chinos como Great Wall se beneficiaban ahora de la desaceleración de la economía, que estaba empujando a los consumidores hacia las marcas domésticas que tienen precios más bajos ( http://www.ibtimes.com/slumping-chinese-auto-market-pushes-great-wall-motors-cut-prices-popular-haval-suvs-1971510 ). Y en el Global Automotive Forum, GAF, realizado en junio de este año, Liu Weidong, vicepresidente de Changan Automobile señaló que los fabricantes están utilizando menos del 80% de capacidad, y menos del 50% para algunas marcas locales. Lo que ha llevado a menores precios y niveles más altos de inventarios. Entre tanto, se espera que el mercado crezca 3%, o peor aún, que se estanque por completo ( http://www.hcp-china.com/blog/hcp-gaf-china-automotive/ ). Situaciones similares se empiezan a encontrar en otros sectores.
Mercado mundial: el caso del petróleo
Pero las presiones deflacionarias son globales. Y su origen no es solo China. Es que en el período de auge de los precios del petróleo y otras materias primas, hubo inversiones que ahora, en un contexto de sobreproducción, no se pueden capitalizar. La industria petrolera es un ejemplo. Con los precios de petróleo en aproximadamente 100 dólares el barril, en EEUU se realizaron fuertes inversiones en la producción petrolera y de gas mediante la perforación horizontal y la fracturación hidráulica.
De hecho, este tipo de producción concentra hoy el 20% de la inversión total en la industria. Como resultado, la producción de petróleo en EEUU pasó de 5 millones de barriles diarios en 2008 a casi 9,5 millones en la actualidad; la producción de gas aumentó más del 40%. Pero con la baja de los precios, la situación se invierte. Las empresas de menor poderío no se sostienen; solo entre los últimos meses de 2014 y los primeros de 2015 el número de plataformas petroleras en EEUU se redujo un 50%. Pero las más fuertes bajan costos (hay muchos despidos) y tratan de mantener las cuotas de mercado. Lo mismo hacen otros grandes productores.
“Los precios del crudo se han desplomado en los últimos ocho meses debido a un lustro de aumento de la producción en Estados Unidos y a una débil demanda internacional. (…) … la cuota de producción mundial que tenía la OPEP (Organización de los Países Exportadores de Petróleo) de más del 50% en 1979, cuando el poderío del grupo era indiscutido, [se redujo] a aproximadamente 33% en la actualidad. Los propios líderes de la OPEP reconocen que su poder para fijar precios se ha debilitado. La producción mundial de crudo supera la demanda en aproximadamente dos millones de barriles al día, según la Agencia Internacional de Energía, AIE” ( The Wall Street Journal of Americas 2/06/2015).
El mismo diario informa el 24 de agosto: “… el precio del crudo se ha derrumbado 60% desde su máximo de 2014 y de repente parece que va a permanecer bajo durante meses, tal vez años”. La nota hace hincapié en que a pesar del exceso de crudo, los grandes productores –Arabia Saudita, EEUU, Rusia- “parecen empeñados en bombear la mayor cantidad de petróleo posible. Lejos de quebrar, las compañías petroleras estadounidenses sorprendieron a sus rivales globales manteniendo o incluso aumentando su producción a medida que los precios en EEUU cayeron en picada de 100 dólares a 70 dólares el barril a fines del año pasado y a 40.45 dólares el viernes pasado. Aún más sorprendentemente, los saudíes siguieron incrementando su producción a pesar de la caída de los precios, en lo que los analistas dicen ha sido un esfuerzo preventivo para evitar que rivales como Irak les roben clientes en Asia. El resultado ha sido una suerte de guerras de trincheras en la industria petrolera, donde todos los productores tratan de ganar cuota de mercado a cualquier costo”. La nota recuerda que entre 2008 y 2015 la producción en EEUU subió 75%, superando los nueve millones de barriles al día a fines de 2014. Mientras tanto, la demanda mundial de petróleo comenzó a caer y los precios a debilitarse” (TWSJA, 24/08/15). Hay que sumar que Irán planea aumentar la oferta en un millón de barriles diarios en los próximos años.
Otro caso ilustrativo, la minería
Algo similar ocurre con la gran minería. Desde 2001 la industria minera mundial gastó más de un billón de dólares en nuevos proyectos, según Goldman Sachs (citado en TWSJA, 11/08/15). De manera que aumentó la capacidad de producción, y la producción. Pero muchas inversiones hoy no pueden recuperarse. Y las empresas, por otro lado, buscan no perder participación en los mercados. Es que el que se retira de la guerra competitiva verá desvalorizado por completo su capital. De ahí la exacerbación de la guerra de precios, la sobrecapacidad y la caída de beneficios. La minera Río Tinto pasó de una ganancia de 4400 millones de dólares en el primer semestre de 2014 a 800 millones en el mismo período de 2015. Vale pasó de una ganancia de 4000 millones de dólares a un rojo de 1400 millones y Anglo American de una ganancia de 1500 millones a una pérdida de 3000 millones de dólares, siempre para los mismos períodos (TWSJA 21/08/15). También se registra desvalorización de capital: “Desde 2008, las principales 40 empresas mineras del mundo han acumulado rebajas en su valor en libros por 190.000 millones de dólares, con un máximo de 57.000 millones de dólares en 2013, según Pricewaterhouse-Coopers” (TWSJA, 11/08/15).
Naturalmente, aumentan las dificultades para devolver los préstamos con que se financiaron las inversiones. A su vez, el deterioro de los balances y la caída de las valoraciones bursátiles empeoran las calificaciones crediticias; lo que sube los costos de financiamiento de las empresas.
Presiones deflacionarias globales
Las presiones bajistas son globales. Los precios de las materias primas están disminuyendo y la caída se acentuó con la devaluación del yuan. Las presiones deflacionarias se extienden a toda Asia. El índice de precios de productores (Producer Price Index, registra los precios de los bienes vendidos por las empresas del país) de China cayó por 41 meses seguidos (a julio de 2015); el de Taiwán por 35 meses, Singapur 31, Corea del Sur 35, Filipinas 34, Hong Kong 33, Tailandia 15, India 9 y Malasia 25. La caída en los últimos 12 meses fue del 10% en Taiwán, 8,1% en Singapur, 6% en Malasia, 5,4% en China, 4,4% en India, 4% en Corea, 3,8% en Filipinas, 3,8 en Tailandia, 0,6 en Hong Kong (CEIC, Morgan Stanley Research). La soja cayó de 450 dólares la tonelada en mayo de 2014 a 330 dólares en agosto de 2015. En los primeros cinco meses de 2015 el comercio mundial decreció en valor el 11,4%, comparado con los cinco primeros meses de 2014. El índice Bloomberg Commodity Index, que registra las evoluciones de los precios de 22 materias primas, alcanzó (24 de agosto) el nivel más bajo desde agosto de 1999.
Con la baja de precios China busca ganar participación en los mercados, de manera de compensar la debilidad creciente de su demanda interna. Sus ventas de aluminio crecieron 28,7% en los primeros siete meses de 2015, y las de productos siderúrgicos 26,6%, según Citi Research. “Los mercados globales han sentido el impacto de los considerables aumentos de capacidad de producción de las grandes metalúrgicas chinas en los últimos años, lo que ha dejado a muchas con exceso de capacidad en los precisos momentos en que la economía se enfría y se esfuma la demanda de sectores como la construcción. El resultado es una avalancha de acero chino barato en los mercados mundiales” (TWSJA 18/08/15).
“El exceso de capacidad fabril de China amplía los riesgos de deflación global” (TWSJA 3/06/15). “En las plantaciones de caucho del sudeste de Asia, los cultivadores se esfuerzan por reducir los precios de su látex lo suficientemente rápido para mantener felices a sus clientes en China. En Estados Unidos los distribuidores de neumáticos están haciendo rebajas de precios y algunos recortan personal a medida que China inunda el mercado con productos baratos de fábricas excedentes. (…) Los productores de leche en Nueva Zelanda, los mineros de carbón en Australia y los productores de azúcar en Brasil se han visto obligados a rebajar sus precios luego de descubrir que habían sobreestimado la demanda de materias primas de China. Las fábricas, golpeadas por la desaceleración económica y el exceso de capacidad del país, están inundando los mercados de exportación con productos terminados como neumáticos, acero y paneles solares. (…) China está lejos de ser la única causa de la debilidad de los precios; otras incluyen nuevos suministros de crudo en América del Norte y el lento crecimiento en Europa. (…) En Europa, el descenso de los precios al consumidor registrado a comienzos de año llevó al Banco Central Europeo a adoptar medidas de flexibilización monetaria agresivas como una forma de impulsar el crecimiento. (…) Los precios de las fábricas chinas han caído por más de tres años… (…) Analistas de UBS estiman que el mundo tiene un exceso de capacidad de producción de acero de 553 millones de toneladas al año, la mayor parte de China. (…) Desde marzo de 2012, el precio del acero laminado en caliente ha descendido 44%, de acuerdo con Platts, filial de McGraw Hill. (…) En 2013 las autoridades chinas designaron 19 sectores plagados de exceso de capacidad en el país, incluyendo cemento, aluminio, cobre, fibras sintéticas y papel” (TWSJA, 3/06/15).
Economías en retroceso o estancadas
La situación en China y la caída de los precios de las materias primas, combinadas con las debilidades estructurales (ver notas citadas) ayudan a explicar los problemas crecientes que enfrentan muchos países. Un horizonte de caída de la demanda y sobrecapacidad mundial no alienta el gasto y la inversión. Algunos datos recientes son significativos:
El crecimiento de Japón en el II-15 (segundo trimestre de 2015; los datos son anualizados) fue negativo en 0,4%; en el I-15 había aumentado 1,1%. La zona del euro tuvo un crecimiento de apenas el 0,3% en II-15, y 0,4% en I-15. La inflación en julio fue del 0,2% anual, lo que está indicando debilidad de la demanda y fuerte presión deflacionaria. Estos datos se registran a pesar de que la zona se beneficia de un euro más débil, de la baja de los precios del petróleo y de un programa de inyección monetaria del Banco Central Europeo de un billón de euros. En Francia el crecimiento en II-15 fue cero; en Alemania el crecimiento continúa débil, y la desaceleración en China pega de lleno en las exportaciones industriales. Agreguemos que la producción en la zona del euro todavía no recuperó los niveles de 2008, cuando estalló la crisis. La economía británica estuvo un poco mejor, ya que creció 0,7% en II-15, y había aumentado 0,4 en I-15.
Peor todavía peor es la situación en Rusia: la economía cayó 4,6% en II-15, y ya había caído 2,2% en I-15. El rublo se depreció un 43% en un año, la inflación es del 15%, y la mitad del presupuesto depende de los ingresos de petróleo y gas. Es la quinta economía del mundo. Y el PBI de Brasil tuvo una caída del 1,9% en II-15, y en I-15 había caído 0,7%.
Estados Unidos: débil inversión, deuda y capital ficticio
El anuncio de que el crecimiento de EEUU en el II-15 fue del 3,7% generó una ola de cierto entusiasmo (en I-15 el crecimiento había sido de 0,6%). Sin embargo, las perspectivas de caída de la demanda global están afectando las perspectivas de mediano plazo. Y en un sentido más “estructural”, la recuperación estadounidense después de la crisis de 2007-9 ha presentado una fuerte debilidad, acompañada de abundancia de crédito y crecimiento de capital ficticio. En la nota anterior en la que analizamos la economía mundial, decíamos:
“A medida que se expande el crédito sin contrapartida en la acumulación real, aumenta el capital ficticio, o sea, títulos que representan capital inexistente. Dado que este capital se forma por capitalización (una baja de la tasa de interés aumenta el valor de los títulos, y viceversa) sus montos de valor pueden aumentar o disminuir en forma totalmente independiente del movimiento del capital real subyacente (véase Marx, El Capital , cap. 30, t. 3). Por eso, una suba más o menos rápida de las tasas de interés daría lugar al hundimiento de enormes masas de valor. Así, por ejemplo, cuando se pensó, en 2013, que la Reserva Federal terminaba con su política de compras de títulos, hubo una fuerte venta de los bonos. Entre mayo y junio de 2013 los tenedores de bonos del Tesoro tuvieron pérdidas por caída de la valuación de los títulos por 425.000 millones de dólares, equivalente al 2,5% del PBI; y hubo repercusiones en países atrasados . Si bien luego de que la FED aclaró que desarmaría la política de compra de bonos lentamente, los títulos se recuperaron, sigue sobrevolando el peligro de una caída general .
Más importante, y de manera inevitable, un crecimiento económico más lento, y la reducción de rentabilidad, va a dificultar a futuro la capacidad para servir la deuda. Es que si no hay generación y realización acrecentada de plusvalía, en algún punto la expansión del crédito no puede continuar y colapsa. Por eso, cuando estalla la burbuja se produce una contracción violenta de la pirámide de créditos, los precios de los activos se derrumban ya que hacen falta medios de pago y los capitales ficticios se evaporan” ( aquí ).
EEUU, “signos alarmantes” estilo 2008
El diagnóstico anterior fue actualizado recientemente por dos analistas de Wall Street, Pam y Rus Martens. El 18 de agosto escribían:
“De acuerdo a datos de Bloomberg, las corporaciones han emitido la pasmosa cantidad de 9,3 billones de dólares en bonos desde el inicio de 2009. El mayor beneficiario de esta borrachera de deuda ha sido el mercado accionario más que la inversión en modernizar las plantas, el equipo o nuevas contrataciones para hacer las empresas más competitivas en el futuro. Los ingresos generados por los bonos con frecuencia terminaron recomprando acciones o aumentando los dividendos, esto es, elevando el mercado bursátil a costa de mayores niveles de deuda sobre los balances.
Ahora, con los precios de los commodities reasumiendo su hundimiento y guerras de divisas extendiéndose, están de vuelta las preocupaciones de un contagio financiero en los mercados y los spreads sobre los bonos corporativos versus los instrumentos más seguros y líquidos, como las notas del Tesoro de EEUU, están creciendo de una manera similar a los alarmantes signos que llevaron al crash de 2008. El mercado de 2,2 billones de dólares de los bonos basura (de alto rendimiento) así como el mercado de grado de inversión han visto aumentar sus spreads en la medida en que hay retiradas de fondos del Exchange Traded Funds y sube la presión sobre los fondos de bonos [ETF es un fondo en el que se comercializa un título que sigue un índice, en este caso, de bonos].
El gran temor esta vez es quien va a proveer liquidez en el mercado de bonos basura si demasiados inversores se dirigen a la salida al mismo tiempo” (Pam Martens and Russ Martens: August 18, 2015, “Keep Your Eye on Junk Bonds: They are Starting to Behave like 0'8”, Wall Street on Parade , http://wallstreetonparade.com/2015/08/keep-your-eye-on-junk-bonds-theyre-starting-to-behave-like-08/ ).
En resumen , la situación en China, el semiestancamiento europeo, el retroceso abierto de grandes economías como la rusa y la brasileña, y la sobrecapacidad y sobreinversión mundial, con caídas de precios y ganancias, en el marco de un gigantesco crecimiento del capital especulativo, constituyen los ingredientes para el escenario de una prolongada continuidad de crecimiento global débil, o próximo al estancamiento. O, alternativamente, para el estallido de una nueva recesión mundial.
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